Ser líder no es una tarea fácil, pero quien ejerce liderazgo emocionalmente inteligente tiene claro lo que sí debe hacer y lo que no. Pues se trata de una competencia social de la inteligencia emocional, y es la capacidad para inspirar y guiar equipos.
-Tener una visión positiva, clara y amplia de futuro. Es esencial trabajar con sentido de dirección.
-La misión, referida a tener claro de qué manera favorece el líder a hacer realidad su visión, cuál es su papel o papeles dentro de la organización.
-La estructura, el organigrama que va a llevar a la organización de una manera ordenada hacia el logro de esa visión.
-El equipo humano que la compone, porque sólo las personas pueden hacer posible este proyecto. Acompañarse de personas clave en cada puesto, que crean en ellas mismas, y en el líder y, por supuesto, que se impliquen en el proyecto.
-Llevar estrategias a corto plazo y un seguimiento de las mismas. Trabajar en la importancia, emprendiendo acciones que dan justo en la diana.
Esto debe ser así porque las organizaciones están vivas, aunque a veces suceden imprevistos que requieren un cambio de rumbo y eso implica cambios en la estructura y estrategia de la misma. Pero un líder emocionalmente dependiente siempre duda y repite los mismos errores. Por eso, es necesario huir de eso y saber controlar las emociones para afrontar distintas circunstancias que se pueden dar, sin que ello perturbe el equilibrio de la empresa.
Lo que no
-Tabajar sin visión. Desde el mundo de las ideas y del impulso. Estos líderes confunden la intuición con el impulso.
-Emociones impulsivas. Cada día una idea nueva, deja todo lo que está en marcha y empieza con la última de las ocurrencias que ha tenido el líder. Ideas dispersas que ilusionan mucho al líder, pero que confunden, entorpecen y no llegan a término.
-La misión, el papel del líder es estar en todas partes, ya que cree que los demás no tienen ni idea. Pretende estar en los detalles para que las cosas se hagan como él las haría.
-No puede estar en una organización desestructurada, ya que no existe un organigrama.
-No debe trabajar con un equipo inseguro, insatisfecho, incompetente, personas obedientes que creen que el líder no tienen ni idea y le dan la razón y le dicen a todo que sí.
-Trabajar sin estrategia. Vivir en la urgencia y no en la importancia, de esta forma se acumulan las tareas, y da la sensación de no terminar nunca. Desmotivación, miedo y rechazo son las emociones que están presentes y vivas en esta parte.
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