Carmen Sánchez Herrera
CEO Y SOCIA FUNDADORA DE INTELEMA
Hay personas que, sin proponérselo, transforman. No por lo que dicen, sino por cómo viven. Manolo es una de ellas. CEO de Sanoguera Consulting, podría parecer que su trabajo se limita a lo jurídico, fiscal o laboral. Pero eso sería quedarse en la superficie. Lo suyo no es asesorar desde la norma, sino desde la humanidad. Escucha, acompaña, ilumina. Y en esa relación con el cliente se genera algo poco común: confianza auténtica, comunicación horizontal, conexión profunda.
En un mundo empresarial muchas veces dominado por la inmediatez, el control y la competitividad, Manolo representa una forma distinta de liderar. Lidera desde el ser, no desde el ego. No necesita imponerse ni tener todas las respuestas. Está en un proceso evolutivo en el que su rol no es solo plantear soluciones, sino crear un clima de confianza, escucha y libertad, donde el otro pueda expresarse sin miedo. Desde ahí, acompaña con respeto, orienta con claridad y propone caminos. Pero su verdadera aspiración es ir más allá: facilitar que el otro se descubra a sí mismo, vea lo que no veía y actúe desde su propio centro.
"Me encanta llegar a una empresa, escuchar sus problemas y conflictos, mediar para que las partes puedan acercar posturas y construir juntos soluciones que realmente les sirvan y les alivien al tomar nuevas acciones y acuerdos."
Ese es el liderazgo al que tiende: el que no dirige ni empuja, sino que revela lo que ya está dentro del otro.
Su historia personal podría haberlo dejado sin rumbo. Perdió a un socio clave en su empresa, lo que puso a prueba su capacidad de reconstrucción. También ha atravesado pérdidas familiares dolorosas y vivió momentos en los que su identidad personal no era fácil de expresar ni aceptar.
Pero Manolo no se define por lo que ha sufrido. No se considera víctima. Se define por lo que ha hecho con lo vivido. Y eso es lo que hace de él un ser resiliente: no lucha contra la realidad, la transforma en experiencia. Cada dificultad ha sido una pieza más del puzle que hoy arma con entusiasmo y consciencia.
“Cada paso que doy me ha traído hasta aquí. No cambiaría nada de lo vivido, porque todo me ha enseñado a ser quien soy”, me compartió con esa energía que lo caracteriza.
Y eso le permite conectar con sus clientes desde un lugar genuino; desde el de ser humano que entiende, siente y acompaña.
En su estilo de liderazgo, la comunicación horizontal no es un concepto, es una práctica viva. Cree que ningún ser humano es más ni menos que otro. Y desde esa base, escucha de verdad. Cuando un cliente se siente escuchado sin juicio, puede mostrarse sin máscaras. Y desde ahí, el cambio se vuelve posible.
Manolo logra ese estado de enamoramiento por lo que da y por lo que recibe. Esa presencia con la que vive cada experiencia abre las puertas de cualquier corazón. Porque en ese enamoramiento —como decía Erich Fromm en El arte de amar—, la capacidad de amar está, y hay que desarrollarla, experimentarla, usarla conscientemente.
“La clave está en que los clientes se sientan ayudados, escuchados y tengan la plena confianza en quien les asesora. Sin prisas, sin pretensiones”, me comentó mientras conversábamos.
Está desarrollando una nueva forma de acompañar: una que no se limita a resolver problemas desde fuera, sino que ayuda a que la persona encuentre las respuestas dentro de sí misma. Una evolución que requiere presencia, humildad y un profundo respeto por el proceso del otro.
Manolo también forma parte de Samarucs, una asociación que acoge a hombres y mujeres homosexuales desde un enfoque integrador y libre. En ese espacio, no hay necesidad de defender una identidad, sino de habitarla con dignidad y sin etiquetas. Samarucs es un lugar donde cabe todo lo que somos.
Una de las películas que más ha marcado a Manolo es El Padrino. No por su violencia, sino por la capacidad de observar que encarna el personaje de Vito Corleone. Esa forma silenciosa, estratégica y profunda de leer el entorno. De entender que muchas veces el poder no está en la acción inmediata, sino en la escucha atenta, en el arte de esperar, de mirar, de comprender antes de decidir.
Manolo aplica esa sabiduría en su vida profesional. No reacciona, observa. No invade, espera. No juzga, entiende. Y en ese gesto hay un liderazgo maduro, emocionalmente inteligente, que hoy más que nunca necesitamos en nuestras empresas, nuestras relaciones, nuestras vidas.
Manolo no lidera desde arriba, lidera desde dentro. Su forma de acompañar está en transformación; hoy crea espacios de confianza, libertad y escucha; mañana, quizás, esos espacios sean aún más profundos, donde cada persona pueda descubrirse a sí misma y actuar desde su verdad más esencial.
Está caminando hacia un liderazgo que no soluciona desde fuera, sino que despierta desde dentro. Un liderazgo que no busca brillar, sino hacer que el otro se vea con luz propia.
Ha sido un auténtico placer, querido Manolo, conversar contigo.
Y bienvenido a ser, simplemente, UN SER HUMANO.
Carmen Sánchez Herrera
CEO Y SOCIA FUNDADORA DE INTELEMA