Imegen es una compañía biotecnológica fundada en 2009 por dos científicos de la Universitat de València con un gran bagaje empresarial. Su misión es mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, proporcionando servicios de análisis genéticos de excelencia dirigidos al diagnóstico, el pronóstico y la prevención.

Raquel Carrero es la responsable del departamento de calidad y ahora también está al frente del de recursos humanos. Imegen es una de las empresas que ya ha probado el protocolo de Intelema y en esta entrevista nos cuenta de primera mano, cómo lo han vivido y el efecto que ha producido en algunos hábitos que estaban arraigados en las personas.

“Con Intelema nos tocó la lotería porque llegó en un momento importante para la compañía Imegen, ya que en los dos últimos años experimentamos un crecimiento exponencial en la plantilla, lo que derivó en algunos desajustes de la organización”, explica. El departamento de recursos humanos, como tal, no existía y hace un año y medio Ángela, la CEO de la organización, le propuso materializar este proyecto y lo aceptó con mucha ilusión y empaque.

Compagina su nuevo puesto con la gestión de la calidad del laboratorio, porque es bióloga. La arraigada cultura para la calidad que existe en Imegen, ha facilitado que pueda adentrarse en este nuevo ciclo. “Es muy alentador poder dedicarme a lo que me gusta y atender las necesidades del personal, el motor de la compañía. Abrazo con mucha ilusión este desafío”, resalta.

Según Raquel, “parece mentira que 20 horas de formación humana individualizada den para tanto”. Con el protocolo de Intelema, nos cuenta, han conocido y reconocido sus egos y potencialidades que, a priori, pasaban desapercibidos. A algunos integrantes de la plantilla les ha ayudado enormemente a nivel personal y mitigar esos problemas que les afectaban de forma externa ha favorecido al entorno laboral y a focalizarnos en nuestra misión en la empresa, recordando que estamos aquí para dar lo mejor de nosotros mismos.

“Desde que comenzamos, nos situamos en un plano de escucha activa, donde trabajamos los egos y el potencial de comunicación, que en este departamento son importantes porque interactuamos con mandos intermedios y con la dirección. Y aplicar esta toma de conciencia nos ha permitido en algunas reuniones llegar, por ejemplo, a buenas negociaciones que de otra forma, habrían sido más duras”, relata Raquel.

Por otra parte, los trabajadores han valorado muy bien el protocolo. “Nos dieron un feedback muy positivo, acogieron muy bien la iniciativa porque les ha ayudado en distintos planos y además, algunos de ellos han logrado potenciar algunas de sus habilidades gracias a la detección de su talento”, señala. Del mismo modo que, el curso experiencial les ha servido también para tomar decisiones sobre la plantilla, finalizando relaciones laborales de perfiles no alineados con la visión y misión de la empresa y alejándose de los perfiles tóxicos, que generaban un mal clima dentro de la organización.

De hecho, Raquel considera que uno de los efectos del protocolo ha sido la ayuda personal a la plantilla, que se ha traducido en beneficios para la compañía. Tomar conciencia significa también estar más conectados con el puesto de trabajo y disfrutarlo. Esto quiere decir, cambiar el concepto de trabajo por el de profesión, donde nos situamos en la “gana” y no en la “culpa o la desidia”.

Resolución a conflictos

A nivel organizacional también se han detectado algunos problemas, a los que ya se les está dando una solución, por ejemplo, la percepción salarial por parte de los empleados y la definición de planes de carrera para todos los trabajadores. Y la necesidad de ahondar en el trabajo de recursos humanos, en el que Raquel ya estaba profundizando, generando protocolos con la dirección y sistemas para conocer “el sentir” del trabajador y satisfacer sus necesidades. En este sentido, desde el comité de dirección se están definiendo, acorde a estas necesidades, las nuevas políticas de recursos humanos.

En resumen, tal y como apunta Raquel, en Imegen han experimentado todo beneficios con la ejecución del protocolo y les ha permitido abrir nuevas líneas de trabajo para seguir mejorando. Algo que, considera, debería de hacerse en todas las empresas para no tener trabajadores autómatas, sino personas haciendo algo que les apasiona.

La experta en relaciones humanas inteligentes, Carmen Sánchez, acerca de la evolución de Raquel, explica que ha abierto su corazón al protocolo. «Es una persona con unos valores humanos de gran calidad y abierta a crear un mundo de igualdad dentro de la organización, muy implicada en el desarrollo, en la evolución y en que las personas tomen conciencia del para qué están en sus puestos, y quien esté sea porque está feliz y motivado con lo que hace«, concluye.